26.4.21

Nomadland - Sobreviver (na América)


 Home, is it just a word? Or is it something that you carry within you?


gosto tanto da Frances

24.4.21

La Perra, iv

 

José Gutiérrez Solana     

   —Vas a matar a ese animal de tanto tocarlo —dijo.

   A Damaris le dolió el comentario, pero se quedó callada. No valía la pena ponerse a pelear. Luego Luzmila preguntó con cara de asco cómo se llamaba y Damaris tuvo que decirle que Chirli. Ellas eran primas hermanas y se habían criado juntas desde que nacieron, por lo que sabían todo una de la otra.

   —¿Chirli como la reina de belleza? —se rio Luzmila—, ¿así no era que le ibas a poner a tu hija?

   Damaris no había podido tener hijos. Se juntó con Rogelio a los dieciocho yllevaba dos años con él cuando la gente empezó a decirles “¿Para cuándo los bebés?” o “Qui’hubo que se están demorando”. Ellos no estaban haciendo nada para prevenir el embarazo y entonces Damaris comenzó a tomar infusiones de dos hierbas del monte, la María y la Espíritu Santo, que había oído decir que eran muy buenas para la fertilidad.

En esa época vivían en el pueblo, en una pieza alquilada, y ella recogía las hierbas en el acantilado sin pedirles permiso a los dueños de las propiedades. Aunque se sentía un poco deshonesta, consideraba que esas cuestiones eran asunto suyo y de nadie más. Las infusiones las preparaba y tomaba a escondidas, cuando Rogelio salía a pescar o cazar.

Él empezó a sospechar que Damaris andaba en algo y la siguió como a los animales que cazaba, sin que ella se diera cuenta. Cuando él vio las hierbas creyó que eran para hacer brujería, le salió al paso y la enfrentó furioso.

—¡¿Para qué es esa mierda!? —le dijo—. ¡¿

La Perra, Pilar Quintana


I never had a willing hand / And I never had a plan

 roubado aqui


15.4.21

La Perra, iii / todos temos uma maldita Luzmila nas nossas vidas

Luzmila, a diferencia de Rogelio, no les hacía daño a los animales, pero los despreciaba y era el tipo de persona que veía solo lo negativo de las cosas y se mantenía criticando a los demás.

La Perra, Pilar Quintana

La Perra, ii

José Gutiérrez Solana

     Hacía mucho tiempo que Damaris y Rogelio dormían en cuartos separados, y en esas noches ella se levantaba rápido, antes de que él pudiera decir o hacer algo. Sacaba a la perra de la caja y se quedaba con ella a oscuras, acariciándola, muerta de susto por las explosiones de los rayos y la furia del vendaval, sintiéndose diminuta, más pequeña y menos importante en el mundo que un grano de la arena del mar, hasta que la perra dejaba de chillar.

La Perra, Pilar Quintana

12.4.21

La Perra

José Gutiérrez Solana

—Ahora quedate quieto, Mosco hijueputa —ordenó. 

Lo agarró por la punta de la cola, alzó su machete y, antes de que Damaris pudiera entender lo que haría, se la cortó de tajo. Aullando, Mosco salió a correr y Damaris miró a Rogelio horrorizada. Él, con la cola plagada de gusanos todavía en la mano, alzó los hombros y dijo que solo lo había hecho para detener la infección, pero ella siempre creyó que lo había disfrutado.


La Perra, Pilar Quintana


8.4.21

la expiación

Hacia calor ya, y cuando llegamos a nuestra casa, desde la ventana del dormitorio donde me quité el vestido y el tul de novia, vi con sorpresa un canario.

Ahora me doy cuenta de que era el mismo Mandarín que picoteaba la única naranja que había quedado en el árbol del patio.

Antonio no interrumpió sus besos al verme tan interesada en ese espectáculo. El ensañamiento del pájaro con la naranja me fascinaba. Contemplé la escena hasta que Antonio me arrastró temblando a la cama nupcial, cuya colcha, entre los regalos, había sido para él fuente de felicidad y para mí terror durante las vísperas de nuestro casamiento. La colcha de terciopelo granate llevaba bordado un viaje en diligencia. Cerré los ojos y apenas supe lo que sucedió después. El amor es también un viaje; durante muchos días fui aprendiendo sus lecciones, sin ver ni comprender en qué consistían las dulzuras y suplicios que prodiga. Al principio, creo que Antonio y yo nos amábamos parejamente, sin dificultad, salvo la que nos imponía mi conciencia y su timidez.


Antología de la Literatura Fantástica, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo

plan para un poema

..., que el viento aguce los lápices de plomo del escriba sentado, o atrás de enredaderas centenarias aparezca escrita una mañana esta frase convincente: No hay enredaderas centenarias, la botánica es una ciencia, al diablo los inventores de imágenes presuntas.

Historias de cronopios y de famas, Julio Cortazar


2.4.21

conversas em carreiro


  «… mares paralelos (¿ríos?). El agua infinita (¿un mar?) crece en ciertos


momentos como una hiedra-hiedra-hiedra (¿idea de una pared muy alta, que


expresaría la marea?). Si se va-va-va-va (noción análoga aplicada a la distancia)


se llega a la Gran Sombra Verde (¿un campo sembrado, un soto, un bosque?)


donde el Gran Dios alza el granero continuo para sus Mejores Obreras. En esta


región abundan los Horribles Inmensos Seres (¿hombres?) que destrozan


nuestros senderos. Al otro lado de la Gran Sombra Verde empieza el Cielo Duro


(¿una montaña?). Y todo es nuestro, pero con amenazas».



«Geografías» in Historias de cronopios y de famas, Julio Cortazar



|conversa retirada do Grande Livro das Formigas :)|